11 octubre 2007

En la memoria de un payador

Me lo mando un amigazo
Va lo que escribio Saul Huenchul (de los pagos de La Adela)

Quién era

Cayó la noche doliente

como una madre cansada

sobre la frente arrugada

de mi vasto continente.

Ahí está el cuerpo caliente

y la sangre sin cuajar

de aquél que salió a luchar

por una causa sin mella,

como marcando una huella

que nadie debe olvidar.

Mes de octubre, día nueve

del año sesenta y siete,

cuando pasan los jinetes

del viento rumbo a las nieves;

nada en la selva se mueve,

sólo los cuervo' olfateando

se arriman revoloteando

contentos, como verán,

de haber muerto un gavilán

que les andaba estorbando.

Fue el aula de una escuelita

testigo sin garabato

de aquel negro asesinato

que en América se agita,

porque enredado en las cuitas

del tiempo como un penacho

quedó un grito de muchacho

corajudo por costumbre:

apuntá bien, servidumbre,

que vas a matar un macho.

Trono frio el armamento,

agrio de sangre y de muerte,

como borrando la suerte

de un sueño libre, en intento.

Contó después tal sargento

con expresión negra y lerda

que él fue quien tronchó la cuerda,

del hombre que se agiganta,

con un tiro en la garganta

y otro en la tetilla izquierda.

Y ansina al irse callando

aquellos segundos grises

dejaban cinco gurises

sin padre, siempre... esperando!

Saber que anda luchando

lejos, unido a otros hombres

es algo y nadie se asombre;

pero es más bruto, mi hermano,

saber que ha muerto en las manos

del hombre contra del hombre.

Pensar que hay seres tan necios

que en casos como el que digo

lo vitorean como amigos

como a un triunfo basto y recio.

Será la falta de aprecio

de cierta clase social

que aunque parezca cordial

frente a la miseria nuestra.

pues de esa forma nos muestra

un lado muy criminal.

Era un médico argentino

que fue en su franca misión

para el burgués negación

y para el pobre un destino.

No podrán los asesinos

de ensangrentada conciencia

volver a la convivencia

del pueblo sufrido y recio,

sin distinguir el desprecio

hasta en su propia querencia.

Fue muerto por guerrillero,

según la prensa que es mucha,

pero el por qué de esa lucha

no se aclara, compañero.

Sufre el continente entero

una agresión vieja y fría,

ideal de una burguesía

que nos usa y no repara

y que hoy puede verse clara

entre las leyes del día.

Cuba to miró Ilegar

muchacho de barba negra

como un tendon que se integra

a la lucha popular

Castro no podra olvidar

ese empuje incomparable

que en dura lucha intachable

ya manejando el asunto,

fue el que puso los puntos

a los amos intocables.

Pero con Cuba en las manos

solamente, solamente,

no se salva al continente

de las garras del tirano.

Y así el terruño cubano

de nuevo lo vió partir

con la esperanza de unir

a los pueblos marginados,

que tengan los explotados

también derecho a reír.

Argentina en su trajín

lo vió jugarse sin juego

junto a Camilo Cienfuegos

y a su colega Joaquín.

Bolivia lo encontró al fin

por la selva como un león,

sangre altiva, corazón

que un octubre al despertarse

también lo miró apagarse

como se apaga un fogón.

Por dos pupilas sin vida,

por siete balas clavadas,

por la sangre derramada

caliente de cada herida,

que las barbas renegridas

del más grande en el abismo,

se haga en el tiempo espejismo

o tal vez laguna clara

pa' que se miren la cara

los siervos del "piratismo".

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