14 agosto 2005

Niños - Perdón

Este hombre que siente lo que siente
Y está sangrando por mi propia herida,
Tiene la forma justa de mi vida
Y la medida de mi pensamiento....

Pedro Calderón de la Barca.

Hoy mi hijo despertó entre juguetes, claro es que el día del niño nunca se paso por alto en casa ni siquiera para mis hijos mas grandes y que ya no son tan niños. Gracias a Díos en miles de hogares también se celebró el ritual del regalo, lamentablemente luego de la euforia inicial no pude menos que recordar que el medio baso lleno también se forma con un medio vacío. Si señor, en el mismo recipiente los dos extremos, y no quiero ser el fatalista oficial conmoviendo y conmoviéndome solo un día al año con un golpe bajo que en definitiva no engañan a los Dioses -en el fondo ellos saben la verdad-.
La verdad que muchos hacemos poco por aquellos que sufren la cruda realidad de la pobreza, la ignorancia, el hambre, la explotación, la muerte sin justicia. Ojala que los Dioses existan para que los muchos que tenemos mucho tengamos la capacidad de sangrar por su propia herida y encontrar la forma justa de la vida.

Niño silvestre
Letra y Música de J.M. Serrat

Hijo del cerro
presagio de mala muerte,
niño silvestre
que acechando la acera viene y va.
Niño de nadie
que buscándose la vida
desluce la avenida
y le da mala fama a la ciudad.
Recién nacido
con la inocencia amputada
que en la manada
redime su pecado de existir.
Niño sin niño
indefenso y asustado
que aprende a fuerza de palos
como las bestias a sobrevivir.
Niño silvestre
lustrabotas y ratero
se vende a piezas o entero,
como onza de chocolate.
Ronda la calle
mientras el día la ronde
que por la noche se esconde
para que no le maten.
Y si la suerte
por llamarlo de algún modo,
ahuyenta al lobo,
y le alarga la vida un poco más.
Si el pegamento
no le pudre los pulmones,
si escapa de los matones,
si sobrevive al látigo, quizás
llegue hasta viejo
entre cárceles y 'fierros'
sembrando el cerro
de más niños silvestres, al azar.
y cualquier noche
en un trabajo de limpieza
le vuele la cabeza
a alguno de ellos, sin pestañear.
Niño silvestre
lustrabotas y ratero
se vende a piezas o entero,
como onza de chocolate.
Ronda la calle
mientras el día la ronde
que por la noche se esconde
para que no le maten.
Si queres escuchar esta canción del “Nano Serrat” te la enviamos por mail. Solicítala, va en MP3.

06 agosto 2005

S.O.S para Ordoqui.

En el centro de la provincia de Buenos Aires a tan solo 320 km. de la capital de uno de los países mas ricos América todavía existen pequeños pueblos que se resisten a desaparecer.

A solo 3 h. de viaje desde la gigantesca metrópolis de Bs. As. con esa modernidad casi europea, con sus luces, sus medios de comunicación, sus casas de estudio, sus centros de salud se encuentra Ordoqui uno de los cientos de pueblos donde el tiempo parece haberse detenido ya hace muchísimos años.

Sus calles de tierra permaneces gran parte del año anegadas por el fango de una zona típicamente húmeda de la pampa mas fértil y grande del continente, donde por miseria y por necesidad la gente prefiere trasladarse a caballo en lugar de automóviles que se encajan y estropean tan rápidamente como sube el barro hasta sus mecanismos, aquí donde las casas se mantienen en pie casi por milagro, con sus paredes húmedas custodiadas por gigantescos árboles tan cercanos que amenazan cada otoño con caer sobre sus precarias estructuras, donde los roedores toman por asalto los terrenos atestados de malezas, donde los limites de las propiedades son convenidos entre los vecinos o en el mejor de los casos, un precario alambre donde la vista puede estirarse tanto como lo permita la bruma de la mañana o el sol del verano.
Todavía en estos pueblos habitan hermanos americanos sumidos en la depresión de la vida sin teléfono, sin televisor, sin diarios, comunicados con el mundo exterior solo por el comentario de la chusma, que lógicamente aquí todavía sigue teniendo vigencia.
Es fácil imaginar que la buena leña es más importante que la computadora, mucho mas útil un buen hacha que una dirección de e´mail, un par de botas de goma, mil veces más necesaria que una tarjeta de crédito, En el pueblo no existen reparticiones publicas de ninguna índole, ni cuartel de bomberos, ni cementerio, ni bancos, entre otras, inimaginable para el común de la gente.
Cada hogar cuenta con una buena dosis de sufrimiento, de aguante, de resignación, el único remedio (universal por cierto) es el tiempo, fiebre y enfermedades, dolores de muela entre las cotidianas dolencias se curan con el tiempo, a lo sumo, en el mejor de los casos con un reposo mal hecho en habitaciones oscuras y frías, pues no existe el medico ni el hospital ni el centro de salud, para los casos más graves una sala de primeros auxilios con un par de gasas y algún analgésico son la única herramienta que encontrara el medico que deberá asistir - siempre tarde - desde otra localidad.
Como en épocas coloniales, solo se imparte instrucción primaria, con maestros que llegan habitualmente a deshora desde la cabecera de partido (Carlos Casares), viajando a dedo (aventón) ya que el ministerio de educación no provee transporte ni dinero para ello, por este mismo motivo es frecuente que el maestro no pueda dictar clases por culpa de las lluvias que imposibilitan el transito. La escuela muchas veces desvía sus objetivos educacionales para atender la nutrición, la vestimenta, el estado sanitario del alumnado en lugar de enseñar las letras, la historia y las matemáticas.
El poco trabajo rural que no ha sido reaplazado por tecnología es repartido entre los hombres mientras las mujeres y los niños engordan su humanidad comiendo alimentos cocinados con agua de posos tan cercanos a los posos negros que no resisten ningún análisis bacteriológico y para colmo de males la ignorancia es tan común como las letrinas o la falta de cloro.
Con este panorama tan desalentador y el cierre del ferrocarril se ha condenado al pueblo a la categoría de paraje, producida desde luego con la migración de los que tuvieron la posibilidad de irse, así la pequeña localidad solo cuenta con un centenar de habitantes, lo suficientemente pocos y aislados como para que los políticos de turno desvíen la mirada, vasta con pensar que en un edificio de cinco pisos habitan la misma cantidad de personas que aquí, con la diferencia que, retirar la basura, proveer luz, agua potable, y hasta regalar la prebenda política tan de moda en épocas electorales es mas económico y mas rentable políticamente en la ciudad.
Para colmo de males, hasta los Dioses parecen querer castigar a los lugareños con habituales inundaciones, sufriendo así, el aislamiento, obligándolos a sobrevivir en una aventura permanente por conseguir alimentos, medico y educación con caminos cortados, pertrechos inexistentes y municipios sordos, ciegos y mudos.
El estado de cosas es tal que desde los campos circundantes – unos de los más fértiles del mundo- salen las riquezas que engrosan el tesoro nacional sin que retorne un solo peso, el municipio no se digna siquiera a aportar maquinaria para reparar los caminos (y cuando lo hace, pide dinero a los vecinos para pagar el combustible de las maquinas) tal la desfachatez de los funcionarios que este ultimo verano, para trasladar a una anciana de urgencia en la ambulancia municipal, se demoraron cuatro horas en conseguir algo de combustible para recorrer los 50 kilómetro que la separaban de la vida.
Las administraciones tanto municipales, provinciales como nacionales siempre deciden gastar en otro lado, la justicia social y hasta la iglesia vendan sus ojos y se inventan otras ocupaciones para justificar su ausencia, aquí la frase más común es “no ver, no querer”.

Así es como el cereal, la carne, la leche que alimenta a los hijos de la nación sale de las manos y del sudor de esta gente. Aquí a escasos metros pasan diariamente por el gasoducto más importante del país (NEUBA II) algo mas de 17 millones de metros cúbicos de gas rumbo a los centros de consumo, sangrando los yacimientos que también pertenecen a estos compatriotas, sus hijos y sus nietos. El estado y los beneficiarios privados de este monumental negocio del gas, ni siquiera aportan la más mínima compensación, en alimentos, combustible, luz, material educativo, ropa, así, todavía los niños se bañan calentando en ollas unos escasos litros de agua con leña, mientras por la ventana de sus casas ven pasar la calefacción de millones de personas.
Así las cosas, Ordoqui desaparece sufriendo, como desaparecen otros cientos de ordoquis, otras cientos de esperanzas se des-esperan.

como dice el Nano

“Escapad gente tierna,
que esta tierra está enferma,
y no esperes mañana
lo que no se os dio ayer,
que no hay nada que hacer.
Toma tu mula, tu hembra y tu arreo.
Sigue el camino del pueblo hebreo
y busca otra luna.
Tal vez mañana sonría la fortuna.
Y si te toca llorar
es mejor frente al mar.

Si yo pudiera unirme
a un vuelo de palomas,
y atravesando lomas
dejar mi pueblo atrás,
os juro por lo que fui
que me iría de aquí...
Pero los muertos están en cautiverio
y no nos dejan salir del cementerio”.

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