24 diciembre 2005

POBRES EN LA NUEVA IGLESIA


La Iglesia católica en el último sínodo romano de América dejo de lado la opción por los pobres. El episcopado lo tenía en su agenda como propuesta pero la curia romana lo dejo de lado voluntariamente. La curia acepto la imposición, inclusive, interpretando las innumerables señales que el mismo Papa había dado ya que en sus proyectos geopolíticos los pobres no se encontraban.

La acción política estratégica de roma ha cambiado tanto a los episcopados como para que estos acepten toda imposición sin la menor queja. Recordemos que la opción por los pobres fue tema en Medellín y Puebla.

Desde Medellín y Puebla las circunstancias han cambiado. En aquel tiempo había un aire de revolución social en América latina. Los pobres eran la moda tanto para los intelectuales como para los partidos políticos de izquierda. La opción por los pobres era una opción por un cambio revolucionario de la sociedad. Era como una alternativa cristiana a la izquierda revolucionaria.

Para los conservadores de la iglesia, la opción por los pobres era la más aceptable de las opciones, incluso más que el socialismo. La jerarquía católica defendió la opción de los pobres a pesar de que fueron criticados, juzgados, condenados, pero en el contexto histórico fueron tolerados.
Eran de alguna manera una legitimación de la Iglesia católica en la nueva coyuntura mundial, que, de todos modos, en su estructura no había cambiado en nada y continuaba aliada a los ricos.

La opción por los pobres estuvo siempre asociada a la persecución. Los que defienden la justicia, siempre serán perseguidos. En los países de América que sufrieron golpes de estado dirigidos por la CIA tal el caso de Chile, Argentina, etc. Una buena parte de los miembros de La iglesia cumplían su labor de recuperación global de los pobres alimentándolos, sanándolos, acompañándolos
en su sufrimiento, fueron perseguidos y apresados ilegalmente (e incluso muertos y desaparecidos) por el pecado de adherir a la opción de los pobres y enseñar a pensar, (tal como lo decía Jesús no regalare pescados si no enseñare a pescar). Sin que a las autoridades eclesiásticas se les moviera un pelo.

Los movimientos revolucionarios han desaparecido como fuerza importante en las Américas. Los partidos llamados de izquierda entraron en el juego neoliberal. En ningún lugar de América ahora existen fuerzas populares capases de cambiar la historia, es una locura pensar en grupos revolucionarios como lo hacíamos años atrás cuando Cuba exportaba algo de su revolución y en casi toda América la izquierda tenia fuerza de choque.

El mismo gobierno Lula ignora un improbable poder popular y solo conoce el poder de los bancos y de las multinacionales. El que invoca la cuestión de los pobres, es tratado como arcaico, ignorante, reaccionario, enemigo del progreso.
La ideología norte-americana trata a los pobres como a culpables. Los pobres son los perezosos que quieren vivir de los subsidios del Estado para tener una vida buena.
Para los pobres, el mensaje es el siguiente: tienen que imitar a los ricos que se hicieron ricos porque trabajaron. Esta es la tesis oficial. Con ese principio el gobierno Bush disminuyó los impuestos que amenazaban la riqueza de los ricos. Hay que defender a los ricos e impedir que los pobres perjudiquen el desarrollo de la nación por sus pedidos inmorales.
Esta es la teología del gobierno americano, apoyado por la famosa derecha religiosa.
Es la teología del Deuteronomio.

En esa teología los que observan rigurosamente la ley de Dios, tendrán abundancia y felicidad. Los que no observan los preceptos tendrán pobreza y tristeza. Por lo tanto si algunos son felices, esto se debe a su virtud. Si algunos son pobres, esto se debe a su pereza y su desobediencia a la ley de Dios.

Este principio es antiguo en los Estados Unidos y siempre sirvió para explicar por qué América del Sur es pobre y miserable y por qué los Estados Unidos siempre han sido poderosos.
El principio ha sido enunciado en forma de teología de la prosperidad. La religión sirve para dar prosperidad. Ya era lo que prometían los pastores de la era electrónica que han hecho discípulos.

En América latina el neo-pentecostalismo (ver articulo en este mismo blogg “Fast-Gospel neopentecostalismo”) ha asumido la teología de la prosperidad y la ha divulgado en medio de los pobres. Ya es el movimiento religioso popular dominante y está entrando en el mundo de la clase media.

Dentro de la civilización de la publicidad, valen los preceptos del marketing religioso. Se descubre que la religión es un negocio y se debe manejar como un negocio. El marketing es la ciencia que reemplaza la teología. La publicidad se aplica perfectamente a la religión.
Los hechos ofrecen la prueba de que la religión es un excelente negocio. Da lucros fabulosos.
Aparecen los sacerdotes showman. Los movimientos carismáticos recurren públicamente a los recursos del marketing. Se trata de dar a las masas lo que desean. Se pasa poco a poco de la condición de pobreza a la condición de ricos. Es la concepción clásica de la burguesía. Esta dice que por el trabajo el pobre se hace rico. Si no es rico, la culpa es de él.

En realidad, la nueva cultura, como la nueva religión ignoran el concepto cristiano de pobreza.

En el Nuevo Testamento, la pobreza es opuesta a la riqueza. Hay pobres porque hay ricos. No hay pobre en sí, ni rico en sí. El pobre es pobre porque hay ricos y los ricos son ricos gracias a los pobres.
Ricos y pobres son correlativos. Hay entre ellos una relación de oposición. Si los pobres suben, los ricos bajan.
El anuncio de Jesús es que los ricos van a tener hambre y los pobres tendrán abundancia.

En la concepción burguesa y liberal hay continuidad. Suponen que los pobres pueden subir sin que los ricos bajen. Suponen que todos serán ricos sin que se produzca ningún conflicto. Esta no es la concepción cristiana. Esta concepción enseña que hay un pecado fundamental en esa división entre ricos y pobres y que los ricos son la causa de la existencia de los pobres.
Los ricos son ricos porque se reservan la mayor parte de los recursos disponibles. No quieren ser solidarios, no quieren compartir. Aprovechan ciertas circunstancias que les favorece o su ausencia de escrúpulos morales para acumular los bienes de la tierra, los conocimientos, el poder militar.

Los economistas de la burguesía defienden como si fuera un postulado científico que el desarrollo va a producir la igualdad y va a suprimir la distancia entre ricos y pobres, haciendo que todos sean ricos.
La experiencia muestra que es un engaño. Con el desarrollo los ricos se hacen más ricos y los pobres se quedan como estaban. El problema de la pobreza es un problema ético, un problema de justicia y no es un problema de desarrollo económico.

Por eso los cambios culturales o religiosos no cambian radicalmente la realidad de la pobreza.
Las novedades proporcionan a los ricos nuevos medios de dominación, nuevas maneras de reservarse las ventajas de los nuevos conocimientos, de los nuevos instrumentos de poder. Los medios cambian pero la estructura básica queda igual.

Las religiones evitan habitualmente los problemas de justicia. Tratan a todos los seres humanos como si fueran iguales. inventan formas de compensación que se supone ser de consuelo.

En 1850 hablando a nombre de la burguesía francesa el conde Montalembert decía en un discurso famoso pronunciado en la Asamblea Nacional;

“para los pobres, la religión tiene un mensaje y les dice que tengan paciencia en los sufrimientos de este mundo, porque tendrán una compensación en el mundo futuro después de la muerte”.

Esto ha sido dicho miles de veces para confundir a los pobres. Las religiones han servido muchas veces para legitimar la injusticia y por eso hay que desconfiar de las motivaciones religiosas.
En realidad, no son las religiones en sí mismas, sino los cleros que las administran y hacen de ellas un instrumento de su poder. Para muchos la injusticia no afecta las relaciones con la divinidad. Pero en el evangelio es el único asunto que interesa a Dios.

El contexto actual tiende a considerar a los pobres como un residuo inevitable de la economía. Así como la industria produce basura, la economía produce pobreza. Es solo algo que molesta un poco los sentimientos morales. Por eso los sicólogos tratarán de inventar algo que suprima esa molestia interior de las conciencias para que no perturbe la marcha de la economía. Hay que marginalizar esos pobres, esconderlos, que su presencia no venga a molestar a los turistas o las misiones económicas que visitan el país

En primer lugar hay que afirmar y mantener con vigor que el pueblo de Dios, la Iglesia de Jesucristo es hecha por los pobres. Puede haber ricos convertidos, pero la sustancia del pueblo es que se trata de un pueblo pobre, o sea sin poder, sin recursos, sin garantía, sin apoyo en el sistema social y político.
En segundo lugar los pobres son llamados a buscar su liberación con la fuerza de su testimonio y de su amor mutuo que cuestionan el sistema y perturba a los dueños del sistema y abre brechas por el que algo de un nuevo mundo puede entrar. Lo que más necesitan es la conciencia de su dignidad y de su capacidad. A partir de esto pueden entender la fuerza de la comunidad, o sea, de la acción comunitaria para crear una vida mejor.

Lo que les puede ayudar es una mejor educación de los niños, educación completa: escuela básica en la que se aprende porque hay condiciones materiales, profesores preparados y entusiasmados, colegios secundarios en los que se aprende a ser ciudadano, a crear sueños y proyectos para el porvenir, universidades populares en las que los pobres no sean humillados por la vecindad de hijos de los ricos. Con los mejores profesores y condiciones para estudiar.

Algo va a suceder y no sabemos de qué manera los pobres podrán aprovechar para subir.
No sabemos lo que va a pasar en América latina. Lo que está claro, es que el sistema seudo-democrático que existe no permite ningún cambio de sociedad. Es hecho para conservar el sistema que existe. Dada la historia latino-americana lo más probable es que van a aparecer líderes populares iguales a Hugo Chávez que podrán movilizar las masas pobres e imponer cambios a los dominadores de siempre.

La salida económica no está en el trabajo en las grandes empresas: estas necesitan siempre menos empleados. La salida está en las micros y pequeñas empresas fundadas por una nueva juventud más cualificada.

El problema de las multinacionales es un problema internacional, mundial. Se necesita la creación de una asamblea que no sea de los gobiernos como la ONU, sino de los pueblos, elegida por los pueblos y dotada de una fuerza de policía capacitada para imponer. Para eso se necesita la creación de una administración mundial cualificada que pueda imponer una ley mundial a las fuerzas económicas. Que todo lo dominan. Se trata de constituir una sociedad alternativa, paralela que irá a someter a la otra cuando tenga fuerza y el conjunto de la sociedad actual sea desmoralizado.

Políticamente está claro que mientras existe la única superpotencia, ella es capaz de aplastar cualquier voluntad de transformación. Pero, esta situación no durará para siempre.
Los pobres luchan para sobrevivir y mejorar sus condiciones de vida. Por supuesto quieren salirse de su pobreza y es lo que les propone la opción por los pobres: es la opción por la liberación de los pobres. En la actualidad la cuestión es: luchar solo cada cual buscando una salvación, o buscar juntos un cambio colectivo, comunitario. El pensamiento único hoy propone esa lucha individual. El cristianismo propone una lucha colectiva y comunitaria: liberarse todos juntos.

A corto o mediano plazo lo más probable es la integración siempre mayor en el imperio norte-americano. La consecuencia religiosa sería el triunfo de las iglesias neo-pentecostales y el pueblo de los pobres condenado a un estado de dominación y exclusión. Es lo más previsible.

Pero, si el imperio da señales de debilidad... entonces muchas cosas pueden cambiar. Puede resucitar el nacionalismo que siempre ha sido el movimiento más temido por los Estados Unidos. El actual gobierno de Venezuela podría aparecer como modelo y provocación. Podrían aparecer imitadores de Hugo Chávez. Movimientos nacionalistas podrían recibir apoyo de las masas populares como en Venezuela porque las masas populares no creen en el sistema dicho democrático que proporciona estructuras favorables a las elites dominantes. Sería un reto para las personas que querían estar con los pobres. Sin duda, en los países andinos los movimientos indígenas estarían al frente de los movimientos populares. Tampoco la Iglesia católica es muy favorable a los movimientos indígenas. Sería otro reto.

En realidad la Iglesia católica está muy comprometida con el sistema actual seudo democrático. Este sistema busca el acuerdo y la mayor colaboración. Para el sistema político actual no existe la secularización. Todos quieren el apoyo del clero que les ofrece legitimidad. Por eso el influjo del clero es grande y se hace sentir en las leyes relacionadas con el sexo y la familia. Será difícil que la Iglesia ofrezca legitimidad o apoyo a movimientos populares que destruirían ese Estado. La situación sería muy diferente de la situación que hubo en los años 70 y 80. Hoy día el clero está asociado estrechamente con las clases dominantes y ha perdido contacto con las masas populares. Sería una situación muy difícil. Necesitaremos mucha lucidez y mucha capacidad de resistencia en ese día.

Texto tomado y adaptado del padre y teólogo José Comblin
Ponencia en la UCA (Universidad Centro Americana) de El Salvador.

"Fast-Gospel" neopentecostalismo

Manuel López, MADRID, España, Abril 5, 2004

“Arrepentíos y convertíos”. El texto griego usa en Hechos 3:19 de forma conjunta dos voces de significado aparentemente dispar: “metanoia” y “epistrefo”.
La primera apela al cerebro: adentrarse “detrás de la mente”, cambiar esquemas mentales. La segunda, a... los pies: dar media vuelta y volver sobre los propios pasos.
Difícilmente cabe imaginarnos el discurso de Pedro al pueblo judío en el Pórtico de Salomón en clave de vibrante espectáculo religioso-musical. El suyo fue un discurso de incuestionable carácter espiritual... expuesto con toda racionalidad.
No hubo truco alguno de los tratados de la oratoria de masas para provocar la explosión de la fibra emocional del público y, -“de paso”, neutralizar la vena racional de las personas.
Los paladines del neopentecostalismo dicen también “Arrepentíos y convertíos”, pero se apresuran a añadirle al imperativo bíblico del arrepentimiento y la conversión el adverbio de tiempo “ya”.
Lo que buscan son auditorios entregados, no oyentes reflexivos. Es la cultura-“flash” de la religión “fast-food” del “amén-amén”, el trance súbito, el arrebato exprés, la decisión instantánea, el seguidismo ciego. Es el Evangelio “light” que sustenta la planetaria ola de ultraconservadurismo ideológico que nos invade.
El neopentecostalismo “se aleja de la fe evangélica”. Esta es la conclusión a la que llegaron tres expertos españoles en Teología, Pastoral e Historia en el transcurso de una mesa redonda celebrada recientemente en Barcelona por las instituciones de enseñanza bíblica teológica CEEB, IBSTE y EBE.
El neopentecostalismo, sostienen los profesores Bernard Coster, Andreu Dionís y Julián Mellado, postula “otra doctrina”, alimenta “una visión mágica de la vida” y confunde “servicio con éxito”.
Los principios lema de la Reforma, "Sola Scriptura", "Sola Gratia", "Sola Fide" son negados por el llamado neopentecostalismo, un movimiento metafísico cristiano que trata de imponer una visión mágica de la vida como expresión de la fe cristiana. (Mellado).
La salvación bíblica por la cruz de Cristo es suplantada por experiencias salvíficas emocionales, de poder, bendición, felicidad y curación. (Coster).
La enseñanza sobre el Siervo sufriente es sustituida por el énfasis en la experiencia del éxito, sitúa enfatizando la autoridad del servicio y no la del cargo. (Dionís).
El neopentecostalismo, concluyen, no es evangélico, sino un “sincretismo espiritualista” donde se mezcla “cierta terminología cristiana con conceptos y prácticas paganas”.
Frente a la ola de “Evangelio exprés” que nos invade, sólo cabe apelar al Evangelio... eterno. (211/2004).
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Manuel López es periodista, editor y profesor de Ciencias de la Comunicación. Miembro de la Primera Iglesia Bautista de Madrid.